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Una y once formas de Sonreír

Anécdotas de tenderos y tiendas en Paloquemao

Carnes, pescados, frutas, verduras y flores, productos diferentes, pero con algo en común, sus vendedores, sus sonrisas y su forma de habitar su entorno.

Son las 6:00 de la mañana del domingo, tal vez el día de la semana más concurrido en la Plaza de Mercado de Paloquemao. El frío de las primeras horas de la mañana, contrasta con el «boleo» de los coteros, que desde las 2:00 de la mañana, esperan la llegada de los camiones de carga para distribuir los productos en cada uno de los estantes. Los productos están expuestos claramente diferenciados, se encuentra la zona de las frutas y verduras, cárnicos, floristería, yerbas aromáticas y medicinales, utensilios de cocina y otros más, sin embargo, estas clasificaciones cobran sentido cuando nos encontramos ante los rostros de sus vendedores. 


La primera manifestación del rostro a la que nos enfrentamos es la disposición que cada vendedor hace de los productos. Al interior de cada estante, existe también una clasificación ya sea por color, forma o tipo de producto, que están estratégicamente expuestos para lograr capturar la atención y gusto del cliente, es una especie de artificio, de magia que embruja los sentidos. El vendedor dota de una personalidad particular su puesto de venta, es la estética de una caracterización que, indiscutiblemente, le muestra al visitante el conocimiento que tiene sobre el producto, y la relación que establece con aquello que ofrece.


Una vez todo está dispuesto para la venta, como si se tratara de un amigo que te hace entrar a su casa, los rostros expectantes de los anfitriones muestran con orgullo la labor del campo, pues saben, que para el consumidor, ellos son el rostro visible del oficio y las historias que hay detrás de cada alimento que allí es expuesto.


La plaza de mercado, así como la relación que se genera entre cliente/visitante y vendedor anfitrión, es un intercambio de saberes, es el encuentro de dos mundos, miradas de aprobación o desaprobación, negociaciones implícitas que se logran con una expresión, el trueque, la «ñapa» y la curiosidad, son experiencias que se nutren de la variedad de olores, colores y texturas, es un juego para los sentidos.

Anécdotas de tenderos y tiendas en Paloquemao - serie fotográfica john cuesta
«A 5000 la foto, pero tiene que salir bien chimba a ver si levanto hembrita», esto va pa Feibu? … mientras los demás coteros hacen del bullying todo un espectáculo de sonrisas.

Anécdotas de tenderos y tiendas en Paloquemao - serie fotográfica john cuesta
«Es que soy muy tímido, pero hágale» -mientras tanto la dueña del puesto le dice-: «péinese para que salga bien bonito»
Anécdotas de tenderos y tiendas en Paloquemao - serie fotográfica john cuesta
Los coteros, como los vendedores, empiezan a trabajar desde muy niños. La plaza y el oficio son testigos de su crecimiento, es una herencia que con esfuerzo perdura.
«Listo, pero deme un rato, es que mi mamá es brava y el negocio está muy lleno»…. 15 minutos después se para frente a mi y con un guiño sutil me comunica que esta listo para la foto, se apropia del lugar y esboza una ligera sonrisa que mas que cualquier otra cosa refleja orgullo.
Anécdotas de tenderos y tiendas en Paloquemao - serie fotográfica john cuesta
«Puede sonreír?» -le dije- y dibujó una leve sonrisa. Detrás del mostrador se escondía su esposa, a quien no le gustan las fotos, pero quien de repente y con un tomo de burla, grita: «que no se le vean las orejas tan grandes por favor».
Anécdotas de tenderos y tiendas en Paloquemao - serie fotográfica john cuesta
-«¿Puedo tomarle una foto al señor?»
-«Sí, pero conmigo, así él sale más bonito. Espere me peino. ¿Será que con el gorro o sin el gorro?» ….. señora ud se ve hermosa de cualquier manera le dije y con una mirada equilibrada me mira para indicarme que está lista, tomo la foto y se la muestro….. «que foto mas linda» susurró, imprimiéndole ese valor simbólico que solo el instante reconoce.
Anécdotas de tenderos y tiendas en Paloquemao - serie fotográfica john cuesta
Oiiiigaa, ¿y para que revista es la foto? –me preguntó– Para ninguna por ahora, –le respondo– pero si sonríe seguro será para una de esas de la farándula! El ríe mientras sus colegas desde los otros puestos lo comparaban con el Brad Pitt de los huevos de oro o el Leonardo Di Caprio criollo.
Anécdotas de tenderos y tiendas en Paloquemao - serie fotográfica john cuesta
El producto como las personas, debe mostrar su mejor cara «Todo entra por los ojos» Espéreme mi don, le muestro esta belleza de pescado, es del mismísimo Amazonas, que tal si nos toma una foto a los 3? …… Por supuesto – Clikccc
Anécdotas de tenderos y tiendas en Paloquemao - serie fotográfica john cuesta
¿Disculpe, Ud. me permite tomarle una foto ?, pregunto yo……… Sí señor, hágale ¡¡ no sin antes peinarse y remangarse…. Toma su cuchillo y con toda la actitud, tal y como cuando sus clientes le preguntan por algún producto, se dispone a encontrase con la cámara …… muy seguro él, un buen vendedor debe ser!
Anécdotas de tenderos y tiendas en Paloquemao - serie fotográfica john cuesta
Lo sagrado y lo mágico está explícito en la plaza de mercado. Vela blanca para la armonía, amarilla para la fortaleza y abundancia, naranja para la energía positiva, roja para el amor, morada para despejar la mente y sin mencionar la importancia de la mística de las hierbas. Él, el hierbatero.
Anécdotas de tenderos y tiendas en Paloquemao - serie fotográfica john cuesta
Él es John, un experto en flores, 9 años trabajando en ello y muy orgulloso por que su madre fue quien le enseñó. Las flores están organizadas por colores y especie. Algunas de ellas, sus tallos los sumergen en tintes de colores, dándole esa variedad de tonos ricos que dan altos contrastes.

*La presente crónica es el resultado de un ejercicio realizado por nuestro estudiante Jhon Cuesta en práctica de Fotografía Documental. (Microtaller)